NORTE Y SUR
El
libro sobre el que quiero hablar es Norte y Sur de la escritora británica de la
época victoriana Elizabeth Gaskell. Este es uno de los típicos libros de la Era
Victoriana (1837-1901) que muestra el avance de la Revolución Industrial, las difíciles
condiciones laborales y de vida de los trabajadores y la gran brecha entre las
clases alta y baja pero también la solidaridad entre las propias personas a
pesar de las dificultades.
Los
dos protagonistas del libro son Margaret Hale, hija de un vicario disidente, y
John Thornton, dueño de una fábrica de algodón y alumno del señor Hale, padre de Margaret.
Primero hablaré de Margaret. Ella es la hija menor de un vicario rural, que
después de haberse educado con su tía, la señora Shaw, y su prima, Edith, en
Londres por nueve años y al poco tiempo de regresar a su hogar en el campo en
Helstone, al sur de Inglaterra, se muda con su padre, su madre y su doncella
Dixon a una ciudad industrial, Milton del Norte, porque su padre decide
abandonar su cargo como clérigo y convertirse en profesor particular gracias al
consejo del señor Bell, su padrino y compañero en Oxford y oriundo de Milton.
El
señor Thornton, por su parte, nació en Milton del Norte. Después de la ruina y
el suicidio de su padre, se vio obligado a emplearse en una tienda y su madre a
rentar habitaciones para poder subsistir en otra ciudad lejos de Milton ya que
nadie quiso ayudarlos. Cuando el señor Thornton regresó a Milton junto con su
familia después de haber logrado estabilidad económica, pagó las deudas a los
acreedores de su padre y abrió una fábrica de algodón.
Margaret
y el señor Thornton se conocen cuando él acude a su casa y enseguida sus
personalidades y distintos modos de vida chocan. Margaret ve a los industriales
del norte como personas rústicas y poco refinadas mientras que el señor
Thornton cree que las damas del sur son demasiado delicadas y arrogantes, pero
con el tiempo se dan cuenta de que a pesar de las desventajas regionales,
tienen muchos puntos a favor que los acercan más pero ambos se niegan a
aceptarlo. La soberbia de ambos se convertirá más adelante en un obstáculo que
les impedirá aceptar y revelar sus sentimientos en un principio.
Mientras
Margaret lucha por adaptarse a la vida en Milton, se hace amiga de Bessy
Higgins, hija de un obrero y antigua empleada de algodón que contrajo
una enfermedad respiratoria por las malas condiciones de trabajo. A pesar de que sabe que su
enfermedad pronto la matará, Bessy le da una lección sobre humildad y tolerancia
a Margaret, lo cual le permite aceptar su nuevo hogar. Ella ve que a pesar de
las difíciles condiciones de vida, los Higgins las aceptan y eso hace que sigan
adelante. Entretanto, surge una huelga entre las distintas fábricas de la
ciudad, incluida la del señor Thornton, lo que afecta al señor Higgins, padre
de Bessy, por su condición de dirigente sindical.
Pronto
Margaret y su padre descubren que su madre tiene una enfermedad muy grave y ellos
deciden pedirle ayuda al señor Thornton debido a sus recursos económicos
limitados. Un día en que Margaret va a buscar un colchón de agua para su madre,
surge un motín de los trabajadores contra el señor Thornton por haber contratado
esquiroles irlandeses. Margaret decide intervenir y casi logra detener los
disturbios. Casi, porque fue herida con una piedra que lanzó un huelguista
desconocido. Mientras Margaret es atendida, el señor Thornton se muestra
preocupado por ella y es así donde comprende que la ama mucho más de lo que
ella lo desprecia. Por su parte Margaret siente lo mismo cada vez que el señor
Thornton llega a su casa. Aun así, ambos se mantienen en decir lo mucho que no
se gustan y siempre arrepintiéndose de ello.
Pronto
viene la prueba de fuego para Margaret cuando Bessy fallece. El señor Higgins
quiere beber para olvidar su dolor a pesar de que tiene otra hija, de la
promesa que le hizo a Bessy de no beber y de haber perdido su empleo a pesar de
estar en contra de los disturbios. A pesar de un choque inicial entre él y el
señor Hale, gracias a Margaret, ellos pueden servir de consuelo para el
afligido hombre. Pero como la calma que precede a la tormenta, la señora Hale
empeora repentinamente de tal manera que Margaret escribe una carta a su hermano
mayor, Frederick, un ex guardiamarina, para que regresa a Inglaterra a pesar de
que por su condición de fugitivo podría ser capturado y ejecutado tan pronto
como llegue debido a su participación en un motín por el cual fue inculpado
injustamente. Entretanto la señora Hale hace que la señora Thornton (a la que
no le agrada Margaret) le prometa que vele por ella cuando se haya ido.
Finalmente
los Hale están reunidos finalmente después de varios años y por última vez, ya
que la señora Hale muere esa misma noche, lo que afecta mucho a Margaret y al
señor Hale; la primera, porque apenas se acaba de reunir con sus padres después
de nueve años y su madre muere al poco tiempo, y el segundo, porque se siente
culpable de haberle provocado la muerte a su esposa por su deseo de cambiar de
profesión.
Frederick
debe marchar a Londres para comunicarse con el señor Lennox, un abogado y cuñado
de su prima Edith para que lo ayude a encontrar testigos y corroborar su
versión. Como debe irse sin despertar sospechas, Margaret lo ayuda pero
se encuentran con Leonards, un antiguo compañero de Frederick que quiere la
recompensa por capturarlo. Logran empujarlo antes de que logre llamar a alguien
aunque sin impedir que el señor Thornton lo vea todo. El señor Thornton asume
que Margaret tiene un prometido y eso le hace pensar que cualquier posibilidad que tenga
se desvanezca. Tanto él como Margaret mienten sobre ese momento para salvar a
alguien; ella, la vida y la libertad de Frederick, y él, la reputación de
Margaret.
Margaret
nota que la depresión de su padre ha aumentado a raíz de la muerte de su madre
y de la disminución de las lecciones con el señor Thornton, así que le permite
ir a un viaje a Oxford con el señor Bell, el cual le aconseja marcharse de
Milton pese a la oposición del señor Hale. Margaret declina la invitación y
permanece en Milton, mientras ayuda al señor Higgins a buscar trabajo en la
fábrica del señor Thornton, pero este le niega el empleo y el señor Higgins
desea irse al campo a pesar de las objeciones de Margaret. Sin embargo el señor Thornton cambia de opinión cuando el
señor Higgins se hace cargo de los seis hijos de Boucher, un vecino y un ex
empleado, cuando este se suicida y su esposa, enferma desde hace tiempo, muere
poco después.
Margaret
se siente satisfecha al ser testigo del nuevo rumbo en la vida del señor
Higgins: poder velar por unos niños para aliviar el dolor de la pérdida de su
hija. Tristemente recibe una noticia del señor Bell en Oxford: su padre ha
muerto, lo que deja a Margaret sola. Debe regresar a Londres al no tener más
parientes que su tía y su prima ya que al no encontrar testigos del motín, Frederick no
podrá regresar nunca a Inglaterra y hasta ha planeado renunciar a su
nacionalidad británica para casarse con una joven española. Sin embargo ella
deja a Dixon en Milton para que resuelva la venta de los muebles.
Su
vida en Harley Street sería idílica pero Margaret la encuentra vacía pues siente que algo le falta. No puede ver a su hermano en España porque Edith, su
prima, no se lo permite. Solo hace un viaje a Helstone con el señor Bell para
ver lo mucho que ha cambiado mucho el pueblo desde su mudanza. A pesar de todo,
Margaret siente que puede vivir con los cambios por lo que al morir el señor
Bell y hereda dos mil libras1, ella se siente satisfecha y conforme. Mientras
tanto el señor Thornton sufre una crisis económica y se ve obligado a cerrar su
fábrica para evitar la quiebra y viaja a Londres a liquidar lo que queda de
ella. Antes de irse, el señor Higgins revela que el hombre que estaba con
Margaret en el tren era su hermano y que lo supo cuando su hija Mary
fue sirvienta de los Hale durante la enfermedad de la señora Hale. El señor
Thornton siente sus esperanzas renovadas.
El
señor Thornton se reúne con Margaret y el señor Lennox para discutir la
liquidación pero Margaret aprovecha que el señor Lennox se va para hacer una
propuesta al señor Thornton: invertir gran parte de su herencia en la fábrica para
que esta no cierre. Ahí el señor Thornton le muestra unas rosas secas de
Helstone (las preferidas de Margaret) y ambos finalmente declaran sus
intenciones y sus deseos de casarse pese a la posición de los demás por sus
diferencias sociales. Aquí termina el libro, dejando que los lectores imaginen
el destino de Margaret y el señor Thornton.
Un gran
obstáculo de los personajes de Norte y Sur es, como ya dije, la soberbia, la
cual se puede apreciar en casi todos los personajes sin importar su clase social
o económica, ya que esta no les permite aceptar sus sentimientos o incluso
salir adelante, sin embargo cuando los personajes dejan de lado este defecto
difícil de superar, logran todo lo que se proponen. Se podría decir que los
personajes menos orgullosos son el señor Hale y Bessy Higgins porque ambos son
sencillos, generosos, pacientes y curiosamente los más devotos, pero precisamente
ambos están destinados a no sobrevivir por causa de la duras circunstancias que
han vivido y a pesar de todo prefieren entregarse a su destino.
La
mayoría de los personajes son planos, con poco desarrollo y progreso durante la
obra pero no hay distinción de bondad y maldad, sólo son individuos con
virtudes y defectos. Sin embargo los personajes principales experimentan cambios
graduales y permanentes que les permiten modificar su pensamiento y seguir con
sus vidas, lo cual ocurre con Margaret, el señor Thornton y el señor Higgins.
A pesar de su mensaje de tolerancia y humildad, Norte y Sur nunca será de mi agrado total debido a su mensaje excesivamente moralista, como muchas de las novelas de la época (véase Jane Eyre). Para mí, es un libro perfecto a la hora de describir la vida de los trabajadores de la era victoriana, la cual no ha cambiado en varios países, como por ejemplo, el mío, pero yo no lo recomendaría porque no estoy segura de que el estilo le guste a varios lectores.
A pesar de su mensaje de tolerancia y humildad, Norte y Sur nunca será de mi agrado total debido a su mensaje excesivamente moralista, como muchas de las novelas de la época (véase Jane Eyre). Para mí, es un libro perfecto a la hora de describir la vida de los trabajadores de la era victoriana, la cual no ha cambiado en varios países, como por ejemplo, el mío, pero yo no lo recomendaría porque no estoy segura de que el estilo le guste a varios lectores.
NOTAS
1 Unas 167.000 libras a 2014.
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