LA TEMPESTAD
Para empezar con un nuevo ciclo del Mes del Padre, empiezo con la
que se considera la última obra escrita en solitario de William Shakespeare: La
tempestad, que se desarrolla en una isla del Mar Mediterráneo. Esta obra y El
sueño de una noche de verano son consideradas especiales porque juegan con
la realidad y la fantasía. Sin embargo, me voy a centrar sobre todo en el
protagonista.
El protagonista de La tempestad es Próspero, antiguo duque de
Milán, hechicero y como no, padre. Próspero es un hombre que siempre le ha
llamado la atención leer y estudiar, sobre todo ciencias ocultas. Para poder
estudiar mejor estas artes se desentiende de sus labores como gobernante de
Milán y deja a cargo de ellas a su hermano Antonio. Esto sería un error: el
ambicioso Antonio, con ayuda de Alonso, rey de Nápoles, usurpa el ducado y
envía a Próspero y a su pequeña hija Miranda en un bote para que mueran en alta
mar. Gracias a que en secreto, Gonzalo, un cortesano, los proveyó de agua,
comida, ropajes y los libros de magia de Próspero, este último y su hija logran
sobrevivir y llegar a una isla casi deshabitada.
Ya en la isla y gracias a los poderes mágicos que aprendió mediante
el estudio de las artes ocultas, lo primero que hace Próspero es liberar a
Ariel, un espíritu atrapado en un árbol por negarse a obedecer a Sycorax, una
bruja malvada ya fallecida. A regañadientes Próspero utiliza a Ariel como
sirviente, que le sería útil más adelante. Entretanto, logra que Calibán, el
hijo de Sycorax, le enseñe cómo sobrevivir en la isla mientras que Próspero le
enseña a hablar su lengua. Con el tiempo Calibán ve a Próspero como alguien que
le robó su isla y se le enfrenta muchas veces, al punto de intentar violar a
Miranda. Por esto, Próspero no sólo lo convierte en su esclavo sino que también
lo aleja de la gruta donde vive con su hija.
Es evidente que Próspero aprovechó muy bien su estudio sobre la
magia pues no sólo adquirió poderes mágicos sino también un talismán con el que
domina a todos los espíritus que residen en la isla, incluido Ariel, pero sólo
se comunica con él si Miranda no está presente o está dormida. También es duro
y estricto con Calibán y entre los dos hay un desprecio mutuo: Próspero, porque
Calibán intentó dañar la honra de Miranda; y Calibán, porque considera a
Próspero como su dominador, un desagradecido y el hombre que le robó la isla
que le pertenecía.
Próspero también demuestra en cierta forma ser vengativo al
provocar una tempestad cuando se entera de que los gobernantes de Nápoles y
Milán, junto con sus cortesanos, están a bordo de un barco que está cerca de la
isla. Para Próspero, esta es una oportunidad no sólo para recuperar su lugar
como duque de Milán sino también para separar al grupo y probar sus lealtades.
El grupo queda separado de la siguiente manera y casi todos forman alianzas, ya
sea para traicionar a los demás o para defenderse:
- Alonso, el rey de Nápoles, se queda con Gonzalo, el cortesano que ayudó a Próspero y el único hombre honesto del grupo junto al hijo de Alonso, Fernando. Alonso termina creyendo que su hijo ha muerto ahogado y junto a Gonzalo debe evitar que su hermano Sebastián y Antonio no lo maten para quedarse con el trono de Nápoles.
- Antonio, el hermano usurpador de Próspero, se queda junto a Sebastián, el hermano de Alonso. A raíz de la desaparición y supuesta muerte de Fernando, ambos hombres forman una alianza para traicionar a Alonso, darle muerte, y sentar en el trono a Sebastián, pues no desean que Claribel, hija de Alonso y reina consorte de Túnez, gobierne Nápoles desde la distancia.
- Dos cortesanos de Alonso, el bufón Trínculo y el mayordomo ebrio Esteban (o Estéfano en algunas ediciones) se alían con Calibán para matar a Próspero, convertir a Esteban en gobernante de la isla con Calibán como su sirviente y casar a Miranda con Esteban.
- El hijo de Alonso, Fernando, es el único que permanece solo. Sin buscarlo, se encuentra con Miranda, la hija de Próspero, y ambos se enamoran.
Sin embargo, y debido a que Alonso, padre de Fernando, tuvo relación
con el derrocamiento de Próspero del ducado de Milán, Próspero no ve la
relación entre Fernando y Miranda con buenos ojos y desea que su hija se aleje
de él. Miranda, a pesar de que sólo ha visto dos hombres en toda su vida
(Calibán y Fernando) y ninguna mujer, está segura de estar enamorada de
Fernando pues siente por él cosas que antes nunca ha sentido. Próspero decide
probar el amor de Fernando por Miranda convirtiéndolo en su sirviente y espiando
a los dos jóvenes. Al mismo tiempo le pide a Ariel que ayude a Alonso y a
Gonzalo para evitar que Antonio y Sebastián los maten.
Después de que Miranda intentara ayudar en el trabajo a Fernando y
que este le dije que no permitiría que se hiciese daño porque la ama de verdad
y quiere que esté sana y salva, Próspero ve que no puede culpar al joven por
las acciones de su padre y consiente la relación oficiando una especie de boda
con sus poderes junto con una representación de espíritus de la isla
interpretando a dioses de la antigua Roma. En ese momento, Ariel le informa a
Próspero que Calibán, Trínculo y Esteban quieren matarlo para quedarse con la
isla y con Miranda. De inmediato, Próspero hace que los espíritus tomen forma
de perros salvajes que atacan a los tres hombres.
Cuando todos los personajes se encuentran después de que todas las
conspiraciones han sido descubiertas y detenidas, Próspero se siente con ánimos
de perdonar a todos los que le hicieron daño. Alonso lamenta que tanto él como
Próspero hubiesen perdido a sus hijos pero este último abre la gruta y revela
que los jóvenes no sólo están vivos sino enamorados. Finalmente Próspero retoma
su lugar como duque de Milán, libera a Ariel, renuncia a sus poderes mágicos al
arrojar sus libros al agua y destruye su talismán. Todos los nobles parten a
Nápoles para que Fernando y Miranda se casen oficialmente.
Como padre, Próspero es mostrado como protector, atento y amoroso
con su hija Miranda pero también puede ser impositivo cuando ella está haciendo
algo que él cree que no es correcto, como cuando ella frecuenta a Fernando y su
padre desaprueba la relación por el rol que tuvo el padre del joven en su
derrocamiento, demostrando también ser rencoroso. Sin embargo y a pesar de
respetar a su padre, Miranda también demuestra ser persistente al seguir
buscando a Fernando y ayudándolo. Finalmente Próspero ve la verdadera
naturaleza de Fernando y consiente la relación.
El dominio de la magia que tiene Próspero es tal que es capaz de
convocar una tempestad sólo para atraer a la isla a los gobernantes de Milán y
de Nápoles, los dos hombres culpables de su destino. Junto con Ariel, separa a
propósito al grupo para que exhibieran sus verdaderas actitudes ante la
catástrofe ya sea aflicción, aceptación o traición, las cuales observa cual
testigo. Sin embargo, aunque en un principio quiso usarlas a su favor, termina
mostrando la verdadera faz de cada uno de los náufragos.
También deja de lado el rencor para recuperar su lugar. No sólo
acepta la relación entre Fernando y Miranda sino que también perdona a Alonso
por aliarse con Antonio para derrocarlo, a Antonio por traicionarlo y a Calibán
por intentar matarlo. Ahora puede recuperar su vida.
Esta es una obra que tiene una estructura no tan simple, lo que a
veces requiere volver a leerla. Sin embargo, cuando se puede ver el mensaje que
tiene La tempestad, podría decirse que vale la pena. Una obra de traición,
venganza, romance y perdón siempre debe ser recomendada. Por ahora, dejamos a Próspero...
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