SIN BLANCA EN PARIS Y LONDRES


Antes de iniciar un nuevo Mes Colombiano, analizaré el libro Sin blanca en Paris y Londres del escritor británico George Orwell como parte del reto literario, en este caso leer una autobiografía.

Sin blanca en Paris y Londres se publicó en 1933 y se compone de 38 episodios. Los primeros 23 capítulos relatan la vida del autor en París, teniendo que vivir en la pobreza junto con otros inmigrantes y luego trabajando en un restaurante por un bajo salario y condiciones laborales nada óptimas. Del capítulo 24 hasta el final muestran como el autor, cansado de su vida en París, regresa a su natal Gran Bretaña solo para encontrarse una situación aún peor ya que debe vivir en la calle con otras personas en su mismo predicamento. En esto, el autor se hace más comprensivo con las personas en situación de calle, pues entiende lo que los lleva a dicha realidad y cómo la sociedad es poco empática con ellos.

El protagonista es el autor, es decir, George Orwell, antes de dedicarse a la escritura por lo que aún era Eric Arthur Blair. En sus memorias, describe cómo fue su vida en París y en Londres mientras lograba abrirse campo como periodista y escritor.

En París, Eric inicialmente trabajó como profesor de inglés pero cuando sus alumnos cesaron sus clases, se dedicó a malvivir con el poco dinero que obtenía de empeños o de un judío prestamista hasta que él y su amigo Boris consiguen trabajo en un hotel como plongeurs1. Al tener un sueldo pequeño pero estable, Eric y Boris logran al menos mantenerse. Allí Eric aprende que el sistema laboral de un hotel es similar a un sistema de castas, por lo que sabe que está en un trabajo sin perspectivas pero eso no le impide tener una vida social activa con los otros plongeurs como lo es frecuentar los bistrots2 y los bares.

Después de estar aburrido con su trabajo, Eric le pide a un amigo suyo en Inglaterra que le consiga un trabajo en Londres, por lo que renuncia a su trabajo al restaurante. Al llegar a Londres, descubre que el trabajo que iba a tener ya no está disponible por lo que vuelve a la misma situación de malvivir sin tener un trabajo como la que sufrió en París. Incluso peor ya que al no tener ni siquiera un trabajo como en París acabó viviendo en las calles. Allí se hace dos amigos, Paddy y Bozo. Vivir en la calle le da otra perspectiva sobre los habitantes de calle a Eric, al ver que muchos de los estereotipos que se les asocian son falsos.

Boris es un inmigrante ruso que fue militar durante la Revolución Rusa. Antes de enfermarse, trabajaba en un restaurante y soñaba con convertirse en el maître d’hôtel3 de su propio restaurante. Pero luego de desarrollar artritis en una pierna, perdió su trabajo, por lo que pasa sus días malviviendo e intentando conseguir trabajo junto con Eric hasta que Boris consigue trabajo primero en la cafetería de un hotel, algo humillante para este, ya que había sido camarero. Sin embargo, él lo considera como un trabajo temporal hasta que se abra un restaurante en el que él espera volver a ser camarero. Después de que casi era probable que nunca se abriera, el restaurante se inaugura y él se convierte en camarero; sin embargo, tiene que lidiar con el descaro y la pereza de su compañero. Se despide de Eric cuando este decide volver a Londres. Un detalle de Boris es su profundo antisemitismo (algo muy frecuente en los rusos exiliados por la Revolución), lo que exacerba su odio contra el judío dueño del negocio que ellos frecuentan.

Paddy Jaques es un irlandés que vaga en las calles de Londres junto con Eric y Bozo. Veterano de alguna guerra durante dos años, trabajó en una fábrica en la que se pulían metales hasta que perdió su empleo, lo que lo llevó a convertirse en habitante de calle. A pesar de que le avergüenza ser un habitante de calle, de acuerdo con Eric él «había cogido todos los hábitos del vagabundeo» (Orwell, p. 156). Es él el que instruye a Orwell sobre los distintos lugares para dormir y cómo conseguirlos.

Por su parte, Bozo es amigo de Paddy y es un pintor de aceras (screever), es decir, se dedica a pintar cualquier cosa sobre la acera, en su caso caricaturas. Vino desde París luego de sufrir la pérdida de su novia y un grave daño en su pie derecho a causa de un accidente laboral. Invertir en colores le resulta un poco caro, en particular si son rojos, por lo que tiende a gastar entre 2 y 5 chelines en sus herramientas de trabajo4. Cuando hace un buen día puede hacer hasta 3 libras, lo suficiente como para malcomer y a veces encontrar un lugar donde dormir. Tiene un gran conocimiento astronómico y literario, como lo demuestran su identificación de la estrella Aldebarán y su gusto por William Shakespeare, Emile Zola y Los viajes de Gulliver. Tiene un acento cockney comprensible para el oído de Orwell y habla muy bien francés.

En Sin blanca en Paris y Londres, Orwell muestra como muchas personas tienen empleos que fácilmente son considerados esclavitud moderna o cómo viven las personas que ni siquiera obtienen lo mínimo para tener una vida dentro de los estándares, por lo que se ven obligadas a vivir en las calles. Ambos grupos parecieran diferentes pero son más similares que uno piensa, ya que viven la misma situación de pobreza.

Orwell muestra que trabajadores de lugares como restaurantes son personas que trabajan largas horas con poco o ningún descanso y a veces en condiciones peligrosas. También deja claro las personas que viven en las calles no son parásitos como la gente habitualmente cree sino que son personas que sí se ganan la vida con su situación de calle dándole un matiz peligroso ya que es más fácil que contraigan alguna enfermedad que a menudo no serán capaces de tratarse, lo cual ocurre de la misma forma en trabajadores asalariados, que fácilmente podrían enfermar por su empleo y a menos tengan una buena seguridad social no siempre podrán acudir a tratarse. Para Orwell, la persona que mendiga es igual de honesta que cualquier asalariado y solo se le desprecia porque es una persona que nunca tendrá una vida decente ni llegará a ser rica (p. 180-181).

Con esto, Orwell abogó por una jornada laboral con menores horas de trabajo y unas condiciones laborales adecuadas, en el que los trabajadores no estén expuestos a situaciones que pongan en peligro su salud o su vida. Además, respaldaba que los habitantes de calle pudiesen acudir a lugares que pudiesen proporcionarles orientación para tener un empleo o un techo.

Considero que los planteamientos de Orwell también son aplicables a los vendedores ambulantes, los cuales afrontan las mismas condiciones de un habitante de calle porque al igual que estos no tiene un sueldo fijo, sino que viven del día a día y se exponen a las inclemencias del clima, las cuales obviamente perjudican la salud. A eso también se le suma la persecución policial, algo que se ve a menudo en Latinoamérica, la cual tiende a insultarlos e incluso a maltratarlos ya que tienden a ocupar espacios que no deberían, aunque eso se debe a cuestiones de espacio y territorio. Solo recuerden el infame episodio que ocurrió en 2019 cuando un joven fue multado con $883.324 pesos (unos $220 dólares de la época) por comprarle una empanada a una vendedora ambulante.

Orwell, que tuvo que hacer varios trabajos cuando vivía en París, se dio cuenta que las condiciones laborales no eran las idóneas para todos y por ello denunció las largas jornadas, el escaso pago y los potenciales peligros laborales como las características del trabajo, aparentemente decente pero en cierta forma esclavo. Al regresar a Inglaterra y vivir como habitante de calle para investigar el modus vivendi de esta población, también experimentó lo que este grupo sufre ante la inestabilidad de ganar dinero y no poder acceder a una vida digna. Allí se dio que los habitantes de calle son igual de trabajadores que cualquier asalariado con la que diferencia de que no tiene el acceso para tener las condiciones de una vida común y corriente como vivienda, comida y acceso a la salud, lo que sin duda perjudica su expectativa de vida. Por eso, Orwell también denunció el abandono del estado a los habitantes de calle, con solo unos cuantos individuos o grupos preocupándose de verdad por ellos.

Entre las referencias que se hacen en las memorias está el Daily Mail, un famoso diario británico de tendencia conservadora. Cuando Boris le propone a Orwell entrar a una supuesta sociedad secreta de comunistas y le dice que para entrar necesitan reporteros políticos, por lo que podrían copiar lo que dice el Daily Mail. Orwell le responde:

—Pero el Daily Mail es un periódico conservador. Detesta a los comunistas.

—Pues di lo contrario de lo que diga el Daily Mail y no te equivocarás. No podemos dejar escapar esta oportunidad, mon ami. Puede significar centenares de francos (Orwell, p. 48).

 

Además, se referencian de manera leve los trabajos literarios que le gustan a Bozo y los refugios del Ejército de Salvación, cuyas reglas eran tantas que los habitantes de calle prefieren no estar en ellos.

En la novela Orwell menciona los trucos que usaban él y su amigo ruso con la poca comida que tenían como rebañar el pan con ajo y así tener un sentido de saciedad (Orwell, p. 56), las claves de Bozo en sus pinturas para realizar su trabajo o el obligado celibato en el que los habitantes de calle se ve obligados a vivir. Todo ello es parte de la descripción narrativa de la vida en la París y en la Londres de principios del siglo XX para una persona de escasos recursos económicos.

A pesar de su mensaje social, Sin blanca en Paris y Londres tiene el mismo problema que noté en 1984, la cual ya había analizado en 2018, y es que su segunda parte se siente más débil y poco concisa. Parecía que a Orwell se le dificultaba hacer que las segundas partes de su trabajo tuviesen cohesión. No es que sus memorias sean malas, es cuando la acción se traslada a Londres pierde consistencia. ¿La recomendaría? Diría es un buen vistazo al pensamiento sociopolítico de George Orwell y una buena adaptación de su difícil época parisina, además de su investigación de los habitantes de calle británicos.

 

BIBLIOGRAFÍA

Orwell, G. Sin blanca en París y Londres.

 

NOTAS

1 Término francés para empleados a cargo de lavar platos.

2 En su significado original, el cual se aplica al libro, son pequeños restaurantes que servían comidas sencillas a precios módicos en un ambiente modesto. En la actualidad, el término bistrot se usa para restaurantes que se consideran presuntuosos.

3 Camarero especializado en restaurantes y hoteles, encargado de gestionar la parte pública de un restaurante u hotel, supervisar al personal, dar la bienvenida a los comensales y asegurarse de que estos estén satisfechos. A veces se acorta a maître o maître d’. En francés se traduciría como maestro de sala.

4 Entre unos £8 y £20 para 2024.

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