EL LAZARILLO DE TORMES


Y ahora, para cerrar este mes de abril, el mes de los niños y del idioma español, les presento una reseña sobre una de las clásicas obras de nuestro idioma: El Lazarillo de Tormes. Elegí este libro para que fuera reseña compañera de la entrada dedicada al Día del Niño, El jardín secreto de Frances Hodgson Burnett, debido a que al igual que Mary y Colin, Lázaro está en un viaje de búsqueda pero más largo y accidentado. Mientras el objetivo de Mary y Colin es aprender a amar a los suyos para que estos los amen, Lázaro se vale de artimañas para sobrevivir en la España del siglo XVI, algo que lo convierte en uno de los primeros antihéroes de la literatura española.
Como en toda obra picaresca, Lázaro tiene un historial familiar lleno de delincuencia. Su padre era un molinero estafador que fue a la cárcel por sus delitos y que para comulgar su pena se enroló en el ejército. Murió en batalla. Su madre, por su parte, se juntó con un hombre de raza negra (quizá un moro), que resultó tan embromado como el padre de Lázaro y también acabó en prisión aunque posteriormente fue liberado. Tiempo después, más o menos cuando Lázaro tenía doce años, su madre lo pone al cuidado de un ciego para que fuera su guía y pudiera aprender algún oficio que le permitiera sostenerse.
Sé que algunos de los que están leyendo esta entrada pensarán: ¿qué clase de madre es capaz de hacer que su hijo se vaya con un hombre al que apenas conoce? Yo también me lo he estado preguntando, pero hay que tener en cuenta que en aquella época las condiciones de vida eran muy precarias y era común que las personas pasaran hambre y sus hijos también. Irse a aprender algún oficio, ya que fuera labrador, herrero o incluso pícaro, era la diferencia entre sobrevivir o morir.
Su primer amo fue un ciego, el cual era tacaño y mezquino con él pero que también le quitó la visión ingenua que tenía y le enseñó muchas artimañas que más tarde le servirían para sobrevivir. Una de ellas era beber del jarro de vino del ciego con una pajita ya que este no le daba de comer o beber todos los días. El problema era que cada vez que el ciego lo encontraba haciendo una de sus artimañas lo castigaba de las peores maneras posibles. Lázaro se vengaría de él haciendo que este se estrellara contra un pilar de madera, lo que le dio la oportunidad de librarse de él, pero más tarde se encontraría con alguien peor.
Su siguiente amo sería un clérigo que resultó ser mucho peor que el ciego pues era aún más ruin al punto de que Lázaro estaba en estado de inanición. Lázaro quería irse de allí pero se sentía muy débil y tenía temor de conseguir un amo aún peor. Pero Lázaro era muy ingenioso y astuto y con la ayuda de otro criado, consiguió una réplica de la llave del arcón del clérigo y sacaba panes que el clérigo tenía allí. El clérigo se convenció asimismo que había ratones en la casa y se dio a la caza de ellos. Una noche en que Lázaro se dio a la caza de panes, el clérigo lo golpeó en la cabeza con un garrote, y de esta manera se dio cuenta que él era el que se robaba los panes. Cuando Lázaro se curó de sus heridas, el clérigo lo echo de su casa.
Después de haber sido rechazado por muchas personas, Lázaro es aceptado por un hidalgo que estaba arruinado. Este hombre lo trataba bien, a diferencia de sus anteriores amos, pero Lázaro debía pedir comida para que ambos pudieran alimentarse ya que el hidalgo no tenía ni para comer y no podía pedir dinero por su condición social. Las deudas acabarían por ahuyentar al hidalgo y Lázaro se ve obligado a seguir su camino de nuevo.
A pesar de que Lázaro no le había ido bien con el ciego y de su abrupto fin de relación, siempre recordaba sus enseñanzas ya que lo ayudaron a tener un punto de vista diferente del mundo y le dio la capacidad de sobrevivir en un mundo desigual y corrupto, por lo que siempre agradece su aprendizaje.
Luego pasó a ser criado de un fraile de La Merced que le gustaba más lo mundano que lo religioso y que lo hacía andar de un lado a otro. Las actitudes del fraile hicieron que Lázaro lo dejara pronto. Su siguiente amo es un buldero y Lázaro se encargaba de asistirlo en sus funciones, pero pronto vio que el buldero era un farsante y un corrupto ya que les sacaba dinero a las personas con el argumento de que ello los ayudaría a lavar sus pecados, pero en realidad se apropiaba del dinero. Aunque el buldero trataba bien a Lázaro, este tenía sentimientos de molestia frente a la actitud del buldero y opta por dejarlo.
Poco después pasa a ser aguador de un pintor, con el que no le fue muy bien, y luego trabaja con un capellán, con el cual si tuvo una mejor relación que con sus anteriores patrones. Los años de trabajo duro le ayudaron a tener unos ahorros que le permitieron comprar ropa nueva, y de esta manera, decide separarse del capellán para conseguir nuevos horizontes y aceptar el puesto de pregonero gracias a la influencia del arcipreste de San Salvador, el cual además lo hizo casar con su criada. Aunque la gente del pueblo circula rumores sobre su esposa y el arcipreste diciendo que ambos son amantes, Lázaro prefiere hacer oídos sordos y seguir con su honesto empleo.
Ahora voy a hablar de este personaje, uno de los primeros picaros de la literatura española. Al principio del libro, Lázaro es un poco inocente a pesar de tener un historial familiar tan problemático y de que su madre prácticamente se ve obligada a regalarlo al ciego al no poder tener los medios para seguir manteniéndolo, pero también para que pueda aprender la astucia del mundo.
Conforme la historia va tomando forma, Lázaro adquiere actitudes taimadas, pero únicamente lo hace para sobrevivir puesto de que no hacerlo moriría de hambre. Conseguía engañar al ciego y también lo hizo con el clérigo, puesto que ambos eran tacaños y mezquinos. Sus siguientes amos fueron más benévolos con él, aunque algunos eran mucho más pobres, sobretodo el hidalgo, a quien Lázaro debía alimentar pidiendo comida a las personas de los alrededores. Gracias al buen trato de sus siguientes amos, Lázaro logró dejar poco a poco sus astucias y decide que es mejor darle un giro positivo a su vida tomando un empleo honesto.
Lo último que puedo decir que aunque este libro es un clásico, nunca será de mis favoritos, puesto que no soy fanática de la novela picaresca, pero si alguno de ustedes lo es, este libro es muy recomendado. 

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