EL ALEPH

Hoy mi entrada sobre otro cuento de Jorge Luis Borges, uno de los más populares hasta la fecha. Es El Aleph, publicado en la revista Sur en 1945 y recopilado en el libro El Aleph y otros cuentos en 1949.
En este cuento el narrador es Borges. Habla de cómo fue a visitar a Carlos Argentino Daneri, primo de una gran amiga, Beatriz Viterbo. Borges nos muestra cómo, a pesar de que han pasado muchos años de su muerte, mantenía contacto con su primo, con quien tenía afinidades literarias y siempre se reunían el 30 de abril, día de la muerte de Beatriz. La mayor parte de sus tertulias tenían como tema la poesía. Ambos escogían poemas, los analizaban y los criticaban ya fuera positiva o negativamente y decían que correcciones necesitaban.
Pero dos domingos después del 30 de abril de 1941, es decir, el 10 de mayo, Borges y Daneri tuvieron una conversación en un café, en la que Daneri presentó un poema que no era demasiado bueno pero él le insistió a Borges en que lo llevará a Álvaro Melián Lafinur, un importante escritor de la época. Ya en su casa, Borges decide que mejor no llama a Álvaro porque piensa que Daneri está engañado con la calidad de su poema y también por su temor a hablar por teléfono. Recordemos que Jorge Luis Borges tenía tartamudeo y producto de ello era bastante tímido.
En octubre, Borges recibe una llamada de Carlos Argentino en la que le informa sobre la demolición de la casa en donde él y Borges se reúnen todos los 30 de abril, pero que estaba dispuesto a demandar a los que querían demoler su casa si lo hacían. Sin embargo, necesitaba que Borges lo acompañara a encontrar un Aleph ubicado dentro de un baúl en el sótano de la casa, pues sin ese objeto no podría terminar un poema que estaba escribiendo. Según Carlos Argentino, el Aleph más que un objeto, era un punto del espacio en donde se podían ver todos los puntos del universo.
Al enterarse de ello, Borges fue a la casa de Carlos Argentino para reunirse con él y lo lleva hasta el sótano donde se ubicaba el Aleph. Después de un rato de tener los ojos cerrados, Borges pudo ver el Aleph y pudo ver muchas cosas que estaban fuera de su alcance, ya fuera pasado, presente o futuro. Al ver todo eso, empezó a llorar porque había visto todo aquello que compone el universo y Carlos Argentino le preguntó que le había parecido. Borges simplemente contestó: formidable.
Como ocurre con el cuento El Inmortal, del cual hice una entrada a principios de año, Borges duda de la autenticidad del Aleph que vio en la casa de Carlos Argentino Daneri. Según Borges, un manuscrito hecho por el capitán Burton en 1867 y encontrado en 1942 por Pedro Henríquez Ureña habla sobre varios espejos en los que se podía el universo entero, pero que eran simples instrumentos ópticos y además ficticios. Aun así, Borges no está seguro sobre el objeto que vio en la casa de Daneri.
No se conoce muy bien la relación que había tenido Borges con Beatriz Viterbo, pero probablemente eran amigos muy cercanos y se da a entender que Beatriz era una mujer con la que era sencillo relacionarse, aunque también era adelantada para su tiempo considerando que se había divorciado, algo que en la época era inaceptable. Por eso quizá Borges conservó la amistad con Carlos Argentino, ya que ambos se sentían unidos a aquella mujer única e irrepetible.
A pesar de que tuve que leer varias veces este cuento para poder entenderlo, podía imaginar lo que veía Borges con el Aleph como si fuera una nueva dimensión, quizá lo que los cientificos llaman la cuarta dimensión. Y eso es algo que tiene Borges, que sientes que lo escribió cobra vida y te da el poder de imaginarlo. ¿Puedo decir que este cuento me gustó? No. Me encantó.

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